Yo soy mi
pensamiento, por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso y no puedo dejar
de pensar. En este mismo momento —es atroz— si existo es porque me horroriza
existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de
existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia.
Los pensamientos nacen a mis espaldas, como un vértigo, los siento nacer detrás
de mi cabeza. Si cedo, se situarán aquí delante, entre mis ojos, y sigo cediendo,
y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entero y renueva
mi existencia.
1 comentario:
Sartre, casi siempre certero y entrañable.
Saludos.
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