Mi voz es el modo en
que voy a buscar la realidad; la realidad, antes de mi lenguaje, existe como un
pensamiento que no se piensa, pero por fatalidad fui y soy impelida a necesitar
saber lo que ese pensamiento piensa. La realidad antecede a la voz que la
busca, como el mundo antecede al hombre, como el mar antecede a la visión del
mar, la vida antecede al amor, la materia del cuerpo antecede al cuerpo, y a su
vez, un día, el lenguaje habrá antecedido a la posesión del silencio.
Tengo la medida de lo
que nombro --y este es el esplendor de tener un lenguaje. Pero tengo mucho más
en la medida que no consigo nombrar. La realidad es la materia prima, el
lenguaje es el modo como voy a buscarla --y el modo en que no la encuentro.
Pero es de buscar y no encontrar que nace lo que no conocía, y que
instantáneamente reconozco. El lenguaje es mi esfuerzo humano. Tengo que ir a
buscar por destino y por destino vuelvo con las manos vacías. Pero vuelvo con
lo indecible. Lo indecible sólo podrá serme dado a través del fracaso de mi
lenguaje.
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