Yo
creo que un libro debe ser realmente una herida, debe trastornar la vida del
lector de un modo u otro. Mi idea al escribir es despertar a alguien, azotarle.
Puesto que los libros que he escrito han surgido de mis malestares, por no
decir de mis sufrimientos, es preciso que en cierto modo transmitan esto al
lector. Un libro debe conmoverlo todo, ponerlo todo en cuestión ¿Para qué?
Bueno, no me preocupa demasiado la utilidad de lo que escribo, porque no pienso
realmente nunca en el lector; escribo para mí, para librarme de mis obsesiones,
de mis tensiones, nada más. No escribo proponiéndome fabricar "un
libro", para que alguien lo lea. No, escribo para aliviarme. Ahora bien,
después, meditando sobre la función de mis libros, es cuando pienso que
debieran ser algo así como una herida. Un libro que deja a su lector igual que
antes de leerlo es un libro fallido.
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