Hay en la intimidad de los seres humanos una raya secreta
que ni el amor ni la pasión pueden pasar:
aunque en silencio aterrador los labios se fundan
y de amor el corazón se haga añicos.
La amistad es incapaz, y lo son también los años
de la suprema dicha del fuego
cuando el alma es libre y ajena
a la lenta laxitud de la voluptuosidad.
Los que tienden a ella están locos,
y los que la logran son heridos por la tristeza.
Ahora comprenderás por qué
mi corazón no late bajo tu mano.
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