Every phrase and every sentence is an end and a beginning.

Every poem an epitaph.

/ T.S.Eliot /


domingo, 29 de enero de 2012

- Eternal Sunshine of the Spotless Mind -


- Alexander Pope - 


How happy is the blameless vestal’s lot!
  The world forgetting, by the world forgot.
  Eternal sunshine of the spotless mind!
  Each pray’r accepted, and each wish resign’d.


- Alejandra Pizarnik - Diarios -






La mirada, la mía, adherida a los chirridos de las cosas. Mundo de silencio. Yo preciso inventarme en la noche, con palabras que tanto me cuestan. Y es siempre la sed ávida, aviesa, tirste, como llevar un color marchito en la mano, una pluma desplumada. Me trago mi sed, me la bebo, la rumio con hastío invisible. Cada noche mi mirada se rebela. Mis ojos se toman en serio, se recuerdan, se comprometen: descartan los muelles y el río y los libros y las cartas que sucedieron bajo el sol de agosto. Se abren mis ojos. Me obligan a seguirlos por altitudes de sombra y silencio y vientos y frío.

Pero para saberlo necesito escribir. Sola no puedo enterarme de mí ni lo deseo. La complicidad de la palabra que mis ojos enjaulan es una especie de campana de mi soledad. Cuando leo que dije soledad o silencio me descubro al instante, en un rincón de la habitación miedosa y perdida pero reencontrada de alguna manera. Aunque nada de esto tenga que ver con la validez de lo que escribo, sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Esto no lo comprendo perfectamente, es vago, es lejano, pero lo sé y lo aseguro. Tal vez ya sienta los síntomas iniciales: dolor en donde se respira, sensación de estar perdiendo mucha sangre por alguna herida que no ubico.

- Emily Dickinson -



Una palabra muere
cuando es dicha,
alguien dice.

Yo digo que justo
empieza a vivir
aquel día.



A word is dead
When it is said,
Some say.

I say it just
Begins to live
That day.


sábado, 28 de enero de 2012

- Marguerite Duras - El Amante -


La mira. Con los ojos cerrados la sigue mirando. Respira su rostro. Respira la niña, con los ojos cerrados respira su respiración, ese aire cálido que ella exhala. Distingue cada vez menos claramente los límites de su cuerpo, no es como los otros, no está acabado, en la habitación sigue creciendo, aún no ha alcanzado las formas definitivas. Se hace a cada instante, no sólo está ahí donde lo ve, también está en otras partes, se extiende más allá de la vista, hacia el juego, la muerte, es flexible, se lanza todo entero al placer como si fuera mayor, en edad, carece de malicia, es de una inteligencia terrible.

- Anaïs Nin -



Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres, una mujer desesperada y perpleja, que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son debilidad, impotencia, desesperación, y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés. 
There were always in me, two women at least, one woman desperate and bewildered, who felt she was drowning and another who would leap into a scene, as upon a stage, conceal her true emotions because they were weaknesses, helplessness, despair, and present to the world only a smile, an eagerness, curiosity, enthusiasm, interest. 
 

martes, 24 de enero de 2012

- Fernando Pessoa -



Todo es encontrar cualquier cosa. Aun perder es encontrar el estado de haber perdido esa cosa. Nada se pierde; sólo se encuentra cualquier cosa. En el fondo de este pozo está, como en la fábula, la Verdad. Sentir es buscar.

jueves, 5 de enero de 2012

- Juan Gelman - Oración -




Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una como mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

martes, 3 de enero de 2012

- Mark Rothko -









- André Breton - El Verbo Ser -


Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene alas, no se sienta necesariamente a una mesa quitada en una terraza, de noche, a la orilla del mar. La desesperación es y no es el retorno de una serie de pequeños hechos como semillas que al caer la noche dejan un surco por otro. No es el musgo sobre una piedra o el vaso de beber. Es un barco plagado de nieve, si queréis, como los pájaros que mueren y su sangre no tiene el más mínimo espesor. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Una forma muy pequeña, delimitada por joyas de pelo. Es la desesperación. Un collar de perlas para el que no se sabría encontrar broche y cuya existencia no pende siquiera de un hilo, eso es la desesperación. Del resto no hablemos. Acabaríamos por desesperarnos si comenzáramos. Conozco la desesperación a grandes rasgos. La desesperación no tiene corazón, la mano permanece siempre ante la desesperación jadeando, ante la desesperación que los espejos jamás nos dicen si ha muerto. Vivo de esa desesperación que me encanta. Conozco a grandes rasgos la desesperación de los largos y frágiles asombros, la desesperación de la soberbia, la desesperación de la ira. Me levanto todos los días como todo el mundo y extiendo los brazos sobre un papel de flores, no me acuerdo de nada, y siempre descubro con desesperación los bellos árboles desarraigados de la noche. El aire de la habitación es bello como unas baquetas de tambor. Forma un tiempo de tiempo. Conozco la desesperación a grandes rasgos. Es como el viento que me ayuda. ¡Se tendrá idea de semejante desesperación! ¡Fuego! Ah, vendrán otra vez. ¡Socorro! Helos ahí cayendo por la escalera. Y los anuncios de periódico, los letreros luminosos a lo largo del canal. A grandes rasgos la desesperación carece de importancia. Es un incordio de estrellas que de nuevo va a formar un día de menos, es un incordio de días de menos que de nuevo va a formar mi vida.


Je connais le désespoir dans ses grandes lignes. Le désespoir n'a pas d'ailes, il ne se tient pas nécessairement à une table desservie sur une terrasse, le soir, au bord de la mer. C'est le désespoir et ce n'est pas le retour d'une quantité de petits faits comme des graines qui quittent à la nuit tombante un sillon pour un autre. Ce n'est pas la mousse sur une pierre ou le verre à boire. C'est un bateau criblé de neige, si vous voulez, comme les oiseaux qui tombent et leur sang n'a pas la moindre épaisseur. Je connais le désespoir dans ses grandes lignes. Une forme très petite, délimitée par un bijou de cheveux. C'est le désespoir. Un collier de perles pour lequel on ne saurait trouver de fermoir et dont l'existence ne tient pas même à un fil, voilà le désespoir. Le reste, nous n'en parlons pas. Nous n'avons pas fini de deséspérer, si nous commençons. Je connais le désespoir dans ses grandes lignes. Le désespoir n'a pas de coeur, la main reste toujours au désespoir hors d'haleine, au désespoir dont les glaces ne nous disent jamais s'il est mort. Je vis de ce désespoir qui m'enchante. Je connais dans ses grandes lignes le désespoir aux longs étonnements grêles, le désespoir de la fierté, le désespoir de la colère. Je me lève chaque jour comme tout le monde et je détends les bras sur un papier à fleurs, je ne me souviens de rien, et c'est toujours avec désespoir que je découvre les beaux arbres déracinés de la nuit. L'air de la chambre est beau comme des baguettes de tambour. Il fait un temps de temps. Je connais le désespoir dans ses grandes lignes. C'est comme le vent du rideau qui me tend la perche. A-t-on idée d'un désespoir pareil! Au feu! Ah! ils vont encore venir. Et les annonces de journal, et les réclames lumineuses le long du canal. Tas de sable, espèce de tas de sable! Dans ses grandes lignes le désespoir n'a pas d'importance. C'est une corvée d'arbres qui va encore faire une forêt, c'est une corvée d'étoiles qui va encore faire un jour de moins, c'est une corvée de jours de moins qui va encore faire ma vie.

- Lucy In The Sky With Diamonds -






- Jorge Luis Borges - El Amenazado -


Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La
hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el
áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena
amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los
hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis
muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran
por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.