Every phrase and every sentence is an end and a beginning.

Every poem an epitaph.

/ T.S.Eliot /


viernes, 12 de marzo de 2010

- Henri Michaux - Canto de Muerte -




La Fortuna de grandes alas, la fortuna me había llevado por equivocación con los otros hacia su país alegre, cuando de pronto, pero de pronto, cuando por fin yo respiraba feliz, unos diminutos e infinitos petardos en la atmósfera me dinamitaron y luego unos cuchillos que surgíasn de todas partes me cosieron a puntazos, de modo que volví a caer en el suelo duro de mi patria, ahora para siemmpre mi patria.
La Fortuna de alas de paja, la fortuna me había elevado por un instante por encima de las angustias y los gemidos, cuando un grupo en número de mil, escondido al reparo de mi distracción en la polvareda de una alta montaña, un grupo acostumbrado desde siempre a la lucha a muerte, de pronto se nos echó encima como un bólido, y yo volví a caer en el suelo duro de mi pasado, pasado ahora para siempre presente.
La Fortuna una vez más, la fortuna de paños frescos me había hospedado con dulzura, y cuando yo sonreía a todos los que me rodeaban, distribuyendo todo lo que poseía, de pronto, asido por algo desconocido que vino por debajo y por detrás, de pronto, como una polea que se desengancha, me sacudí, fue un salto inmenso, y volví a caer en el suelo duro de mi destino, destino ahora para siempre el mío.
La Fortuna una vez más, la fortuna de lengua de aceite, había lavado mis heridas, la fortuna como un cabello que uno toma y que trenzaría con los suyos, me había asido y unido indolublemente a ella, cuando de pronto, como yo me bañaba en la alegría, de pronto la Muerte vino y me dijo: "Es tiempo ya. Ven." La Muerte, ahora la Muerte para siempre jamás.

La Fortune aux larges ailes, la fortune par erreur m’ayant emporté avec les autres vers son pays joyeux, tout à coup, mais tout à coup, comme je respirais enfin heureux, d’infinis petits pétards dans l’atmosphère me dynamitèrent et puis des couteaux jaillissant de partout me lardèrent de coups, si bien que je retombai sur le sol dur de ma patrie, à tout jamais la mienne maintenant.
La Fortune aux ailes de paille, la fortune m’ayant élevé pour un instant au-dessus des angoisses et des gémissements, un groupe formé de mille, caché à la faveur de ma distraction dans la poussière d’une haute montagne, un groupe fait à la lutte à mort depuis toujours, tout à coup nous étant tombé dessus comme un bolide, je retombai sur le sol dur de mon passé, à tout jamais présent maintenant.
La Fortune encore une fois, la fortune aux draps frais m’ayant recueilli avec douceur, comme je souriais à tous autour de moi, distribuant tout ce que je possédais, tout à coup, pris par on ne sait quoi venu par en dessous et par derrière, tout à-coup, comme une poulie qui se décroche, je basculai, ce fut un saut immense, et je retombai sur le sol dur de mon destin, destin à tout jamais le mien maintenant.
La Fortune, encore une fois, la fortune à la langue d’huile, ayant lavé mes blessures, la fortune comme un cheveu qu’on prend et qu’on tresserait avec les siens, m’ayant pris et m’ayant uni indissolublement à elle, tout à coup, comme déjà je trempais dans la joie, tout à coup la Mort vint et dit : "Il est temps. Viens." La Mort, à tout jamais la Mort maintenant.

1 comentario:

Tormento Malsano dijo...

Gracias. Hace tiempo que, habiendo perdido el libro, no podìa leerla. Es las pocas ....